El corte.

Luego de esperar a mi estilista para que me desgreñara con su maquinita, -La dichosa estaba chateando en el cyber que está por el parque de mi casa y tuvo que ser avisada por su compañera por mensajito de a peso- subí a la silla porque pues no basta con sentarte y ya, sino que realmente tienes que treparte al mueble de piel plástica.

En el inter de perder mi cabello y verlo encima de la también plástica protección antipelos comenzó la transferencia de chismes de la estilista a la de las uñas a una velocidad impresionante: Pelo, chisme, pelos, chisme, uñas, mitote, corte, tijerazo, maquinita, pelo, pelo, chisme corte.

“No la…. ” <se acerca una a la otra y en voz bajita> “chingues.. que el eduardo le checó el celular mientras que se bañaba y la mensa no borró los mensajes.. que se nos va a regresar de cancún antes”.

Por poner un ejemplo… Lo impresionante es que en 15 minutos terminó conmigo y 50 pesos más tarde , (eso son 3.33333333 pesos el minuto de salario) yo ya estaba sacudiéndome mi entresacada melenita.

De lo demás ya no supe. Lo único que se es que no me he bañado y ya me está picando de vez en cuando el cabello (que es uno) traicionero.


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