reflexiones al volante

Siempre me gusta venir al iteso por distintas rutas y no precisamente para evitar que me asalten sino porque me fastidia la rutina. A pesar de que vivo relativamente cerca de la universidad tengo varias opciones:

Una de las más agradables es la de Las Fuentes, pues a pesar de que sus calles son empedradas, por lo general el flujo es bastante bueno, aunque…esto implica tomar “callecitas” y acabarse más rápido las llantas o estrellarse con los que piensan que llevan la preferencia.

Otra es tomar Periférico desde Mariano Otero, lo cuál incrementa el peligro y la adrenalina (no me gusta tanto esa adrenalina) de entrar a la vía que no siempre es la más rápida. Lo típico: las entradas y las salidas aventuradas, los transportes de carga que por pesados nos hacen asumir que no se pararán y efectivamente no lo hacen, los dudosos que frenan en seco, los borrachos, y los que piensan que el Peri es una autopista, por mencionar a algunos.

Hoy tomé López por el carril central. Es irónico que a pesar de que por definición debería de ser más rápido y a los constantes esfuerzos por agregarle pasos a desnivel nada baratos, las laterales sigan siendo más rápidas. Ya sabemos que el problema son los semáforos… (¿qué no se supone que los semáforos eran nuestros amigos? Seguramente son cómplices de las glorietas)

No supe porque hoy lo tomé (el carril central y algo de alcohol) pero el sólo hecho de verlo me hace preferir compartir mi paseo con las paradas de camión, las constantes vueltas a la derecha, los que de repente se estacionan, los que no le calculan bien y se quedan a media calle y se les cambia el semáforo, los que darán vuelta la izquierda en doble o triple fila en camino al iteso…

¿Otras opciones? Caminando no llego más rápido ni mucho menos fresco, el camión es un robo peligroso e incómodo, bici no tengo, trotar me gusta pero odio detenerme y los semáforos me obligan…

La opción es vivir de noche, llegar a las 6:20 de la mañana, cuando podan el césped y nunca ver la luz del sol; regresar a las 10 p.m. por la ruta que me venga en gana…

No me imagino en un futuro, asistir al trabajo y llegar todo sudado, ir con mi novia y llegar todo sudado, ir con mi madre a festejarle su día y llegar todo sudado… ¿El problema es el sudor? De todas formas al manejar me suda la espalda…

La solución es organizarnos: pedir ride, irnos en bola en bici para que no nos atropellen y si lo hacen por lo menos sea un escándalo gigantezco y por lo menos alguno se salve, caminar con un amigo…

No deberíamos de esperar a que nuestro gobierno aplique una ley hoy-no-circula: por nuestro bien deberíamos de autoaplicarla desde ya…

Hoy si usaré el carro, mañana tal vez no.


Comments

Una respuesta a “reflexiones al volante”

  1. “llegar a las 6:20 de la mañana, cuando podan el césped” fíjate que eso me gusta es muy agradable. Lo que definitivamente detesto es el ruido de las barredoras mecánicas, tanto silencio que hay para que con el ruido y el olor a gasolina quemada me lo arruine…no me agrada eso.
    A mi me fatiga el salir y entrar a esa hora.

    Una cosa, debo confesar que al inicio me estaba cansando tu escrito, pero tu cierre es espectacular, no sé porque, por lo social, no sé, pero dije puuuuta está chingón en totalidad. Cómo que el dar las explicaciones previas eran topes a la lectura, que dicho sea de paso, no funcionaría igual sin ellos.

    Saludos!

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