Si el sueño fuera mujer habría que aclarar las cosas. No sería el sueño en sí. Sino hablaríamos pues de algunas cosas que podría ser aquello que provoca el sueño si fuera mujer. Me obligaría a ir a la cama. Persistiría en que dejara de hacer mis obligaciones para entregarme a ella.
Algunas veces sería tanta su insistencia que me obligaría a ir no a la cama sino que me tiraría al suelo o a cualquier lugar en donde pudiera dominarme.
Sería fiel, puesto que todos los días me buscaría en donde estuviera con quien estuviera a la misma hora: su hora.
Me haría sufrir si no le doy el tiempo necesario. Podría engañarla por unos instantes prolongando su inevitable encuentro, pero me engañaría a mi mismo y me cobraría caro las horas retrasadas.
Después de una buena comida, al cerrar los ojos, imprescindiblemente sus suaves manos me llevarían al limbo más cercano.
Seguramente hipnotizaría mi cuerpo haciéndolo ceder como una suave música de violín que opaca todo el caos de ruido.
Si lo que provoca el sueño fuera mujer sería mucho mejor que lo que provoca el sueño.
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