Sutil llegaste a mí, como la tentación

Llenando de ansiedad mi corazón.

Llegaste como con cara de regañada. Asomando tus ojitos detrás del árbol, mientras yo sentado esperaba. Tus zapatos blancos europeos pisaban el pasto como flotando. Despacito y suavemente, sonreíste nerviosa.

Ese día, esa tarde… me enamoré de ti.

🙂


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