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  • Que no cae en la copa

    Vino tinto que cae no en la copa, sino en el vaso de plástico. Servida no una cantidad pequeña, sino lo suficiente para no ir por más en un buen rato. Este Merlot chileno de 2004, sabe no afrutado aunque así debiera serlo. No a siete grados, pero si a un poco menos. Previamente descorchado…

  • Te veo afuera

    Creo que no estás muy animado. Te falta que te escupa la brisa salada de un fresco mar. Te veo desganado. Te haría bien una limonada helada con cuatro hielos en vaso de vidrio, con popote. Te veo cansado. ¿Por qué no vas y te acuestas en el pasto abajo del pino frondoso hasta que…

  • Un ángel me cantó

    El día de hoy un ángel me cantó. Sus notas dulces parecían ser sinceras y así lo fueron para mí en aquél momento. El ángel cantaba acerca del Señor como si la razón de su existencia se basara en aquella canción. Como si su misión fuera cantarme casi al oído con su ronca pero dulce…

  • Los aterradores limpiavidrios

    Y ahí lo tienes, al automovilista atrapado entre los demás. El semáforo es barrera natural que le impide escapar de la fiera. La fiera cuya mayoría de las veces es del sexo masculino, cuenta con características que lo hacen ser fiera. Su cabello es muchas veces estropajo teñido de aguas negras. Su barba tiene una…

  • Mi dulce Mocca

    Sin azúcar. No gracias. Pues cada sorbo tuyo ya va acompañado de dulzura. Cada vez que te propones la tarea de quemar mi lengua con tu líquida presencia, tus carnosos labios de crema batida regulan mis ardores. Pero la azúcar disminuye mientras tus líquidos siguen escapando poco a poco evaporándose de ti. Pero tú y…

  • Hoy de noche

    Hoy de noche, ¿tratas de escapar de qué? No importa, tratas de hacerlo. Y lo haces como te gusta, sintiéndote libre. Bajas tus vidrios eléctricos y subes el volumen de tu stereo. Eliminas la música del motor con la que viene en el cd. Le subes hasta que es necesario ecualizar los bajos, y llegas…

  • En dicha ciudad

    En dicha ciudad, o lo que quedaba de ella, existía una enorme, es decir, ¡gigantesca! alberca!. Cada cierto periodo, sus habitantes, cuyas ropas se encontraban ya desgastadas, a grado tal que la mitad del cuerpo apenas llevaban cubierto, entraban a ella. Pero no era una alberca normal, claro que no, pues nunca, pero nunca se…

  • Por el lado de San Andrés

    Está el dichoso pedazo de tierra ese que le llaman la comunidad de Ojo Zarco, está rete olvidado desde que se fueron esos los constructores del camino ancho y recto. Nomás dejaron su desbarajuste y sus terrenotes llenos de mugreros. Para llegar a él lo más fácil es atravesar por la Magdalena, pero yo nunca…

  • y en mi río egoísta…

    Y en mi río egoísta dejo que te hundas… después de patearte desde la orilla: señorita altruista. Te arrastra mi vertiginoso cauce lleno de rocas gigantes redondeadas que dejan que tu frágil figura en vez de rebotar o rebanarse en mil pedazos se adapte a mis sombríos escondites… Y en mi río egoísta dejo que…

  • El corte.

    Luego de esperar a mi estilista para que me desgreñara con su maquinita, -La dichosa estaba chateando en el cyber que está por el parque de mi casa y tuvo que ser avisada por su compañera por mensajito de a peso- subí a la silla porque pues no basta con sentarte y ya, sino que…

  • Hoy tiré mi tele

    Hoy tiré mi tele. La mandé a volar por la puerta… Al parecer mi teoría de que era estúpida era cierta, pues cayó desde el tercer escalón y no supo enredar su cable para salvarse. Mi abuela la rescató. Sucede que vivo en el penthouse de mi casa… bueno en el segundo piso de mi…

  • Son tus letras

    Son tus letras razón suficiente para amarte, quemar mis pupilas hasta tarde, pretender que escribo. Escribir “pretender ser escritor”. Leerte mil veces, mil veces leerte, leer mil veces de ti. Son tus letras razón suficiente, razón suficiente para mí.