Chester “Janito” Solórzano

Ana María, arrendadora de unos locales del Colli es dueña del Ches, un perrito con más personalidad que mucha gente que conozco.

Chester

¿Cuándo fue la primera vez que viste al Chester?
No me acuerdo, como un año. Con José… José es un señor que repara llantas y vende llantas nuevas y usadas en El Colli. En Volcán Barú #2210. A él se lo regaló un señor que los da en $1500 pesos. Llevaba una caja con todo el perrerío y le dio a escoger.

¿Por qué se lo regalaron a José?
Porque es un cliente al que le hace trabajos. Ese señor vende y compra carros y le dice: «Cámbiame las llantas de este por las llantas de este otro».

¿Cómo se hizo del Ches?
José lo tenía, luego el del karate. Los niños de señor del karate se lo pidieron, pero veía que lo querían más al perro que a él y lo tuvieron que regresar a José. José se había encariñado mucho con el perro, cuando llego yo y se lo quito.

Yo subí al perro a la camioneta y le dije: «¿Me lo presta? si no lo quiere mi mamá, al rato se lo traigo», y ya, me vine con el perro.

Entonces ahora José dice que esa suerte de estar conmigo ya le tocaba a Chester.

¿Se llamaba Chester?
Sí, ese ha sido su nombre original, pero yo le llamo Janito. Janito porque es honey, en diminutivo. Chester «Janito» Solórzano, porque ya soy madre soltera.

¿Cómo fue que a usted le robó el corazón?
Me gustó que no tenia que pelarlo, tamaño chiquito y que iba a comer poquito, hacer popó poquita y dije: «no, este es mío. Se lo pedí prestado». Me dijo el de los mariscos que se ve de raza fina.
Yo no sabía qué carácter iba a tener. Me arriesgué a ver qué carácter tenía, y luego luego nos dimos cuenta.


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