Mi dulce Mocca

Sin azúcar. No gracias. Pues cada sorbo tuyo ya va acompañado de dulzura. Cada vez que te propones la tarea de quemar mi lengua con tu líquida presencia, tus carnosos labios de crema batida regulan mis ardores.

Pero la azúcar disminuye mientras tus líquidos siguen escapando poco a poco evaporándose de ti. Pero tú y yo sabemos que por más tiempo que te deje sola, no te irás. Me esperarás hasta que te tome ahí mismo, así de caliente o si me olvido de ti, te aparte a un lado junto con tu frialdad.

Pero hoy no te olvidé. Tu recipiente es noble ante mis manos, pues me permite saber que por dentro estás ardiendo sin tener por ello que quemarme.

Pero ante mi boca… Sin más dulce protección, sólo me queda sorberte poco a poco, pues eres peligrosa. Sólo me queda disfrutar de tu estimulante concentrado de expreso, de tu sabor que sabe a recuerdos, de chocolate, de gozo, de un toque de leche atenuante, de tu sabiduría milenaria, de ti: mi dulce mocca.

Que bien se siente ese primer beso del día que me lleva no de la mano sino de tu carnoso labio a tus lugares recónditos, que se vuelven también mis lugares recónditos, a donde tu sabes que me siento feliz, con tu nada fría, con tu nada distante, compañía estimulante.


Comments

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *