POV: bajas la barranca

Es temprano y tienes energía. Ves a un grupo de deportistas calentar en círculo. Estás listo para ganarle al sol.

POV: Abres los ojos. Tomas agua. Intentas cagar. Te pones el pants. Te amarras las botas de suela de tractor. La playerita Dry-Fit. El desodorante. La cachucha. Las llaves. La tarjeta del tren. Los dientes. El bloqueador solar. El papel de baño.

Tomas electrolit antes de salir. Los Ubers están caros, llevan gente en estado inconveniente. Entonces caminas rápido en la obscuridad. Más rápido. Es un calentamiento que no te sirve de nada pues luego recorres media ciudad aplastado en el asiento.

Caminas rápido de la parada a la barranca. Te le pegas a un grupo que asumes van para allá. Esquivas los hoyos que han dejado las tapas redondas de las alcantarillas. Piensas que no caerías tan abajo de todos modos porque están llenas de basura. Esquivas más basura y mierda de caballos o de perros gigantes o de humanos.

Pasas por el puesto del señor que está haciendo carnitas y chicharrón. Pasas el establo.

Ya casi llegas. Pagas $5 pesos en el estacionamiento para ir de nuevo al baño. Vuelves a intentar cagar. Orinas.

Es temprano y tienes energía. Ves a un grupo calentar en un círculo. Ves al de los churros. Estás listo para ganarle al sol.

Bajas despacito. Tus rodillas lo agradecen. La música del cholo retumba, trae su bocina colgada. Hay misa.

Amanece un cielo rojo hermoso contaminado, sigues bajando y ya no lo ves.

Te distraen las cruces de los difuntos recientes, te preguntas si murieron ahí o si son homenajes de la comunidad.


Ves una piedra grande y lisa y redonda y la pisas y luego la otra y tus ojos brincan de piedra en piedra y el paisaje del cielo rojo hermoso contaminado se queda arriba, vas bajando, van bajando, los grupos se diluyen y ahora van en fila india platicando de que la bajada es lo más fácil, lo difícil es la subida, van bajando, vas bajando te diluyes tú también todos bajamos sin importar la condición física una curva y un resbalón y unas risas no pasa nada y otra curva y sigues bajando y de repente hay un descanso, el mirador.

Te tomas una selfie. Sigues bajando. Ya no hay gatos, pero sí está Cumbredog. Curva 500 mil. Piensas si son curvas, piensas si son vueltas, si son semivueltas y para qué están.

Decides si vas al pueblo fantasma o a los escalones o a la ruta “normal” que no tiene nada de normal y piensas que es un arroyo de piedras y cómo se ha de ver de hermoso en la lluvia y en la resbalada que te meterías.

Ves el río contaminado y te emputas y te emperras y sigues bajando, qué más haces y ves los botes de basura, para qué, piensas, llévate tu chingada basura. El problema no es la gente, son las industrias y piensas en las burbujas de “jabón” y si será prudente tragar los guamúchiles que crecen al lado regados de cáncer, no eres biólogo ni médico ni bien informado estás y te mezclas con la bola de ideas que algunos van escupiendo a los de su grupo en la vuelta chorrocientos mil, ya quieres llegar al “centro de hidratación” un pinche puesto cargado por un burrito. Pobre burrito. Pero casi que para eso se hizo ese camino, para unir las barrancas. No hay baño, piensas que todo el río es un baño. Ah, qué pinche tristeza y te tomas la foto en el puto puente que qué bonito está, eso que ni qué.


POV: Subes la barranca…

Jos.

Diarios de cuadritos (21 de 30)


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