Saben a infancia

  • Para merendar, recuerdo unos tacos de frijoles refritos dorados al comal con queso adobera muy fresco, bañados con salsa verde y para  tomar, una taza inmensa de chocolate abuelita: humeante y espumoso, con un toque de vainilla.
  • Para ver una película, palomitas para dos: mi hermano y yo,  las bañábamos con chile valentina y limón en un enorme topper de plástico. Recuerdo que las salchichas partidas en forma transversal sabían mejor que las de circulito.
  • Un lonche de jamón no era un pan con un jamón en medio y mayonesa. Era un bolillo salado dorado, con abundante y espesa crema, una capa de mostaza, tiras de cebolla, rebanadas gruesas y jugosas de jitomate, la frescura de la lechuga orejona, la consistencia del aguacate, las rajitas de jalapeño, y el jamón en pliegues como de cortina.
  • Los experimentos de mi madre. De su laboratorio emergían cocidos de res con cualidades inimaginables: Voluptuosos, Olorosos, Intensos, Penetrantes, Llameantes, Creativos, Jugosos… Por lo general les faltaba sal: “Es más fácil ponerle sal al final, que rebajársela.” Las verduras a parte y cuando no, aderezaban con sus jugos la ternera que el pequeño catador habría que aprobar.
  • La limonada, era algo deliciosamente prohibido. Según mis padres, la superaban siempre el agua de guayaba con su semilluda textura, la de melón que era más ligera que el agua natural. La de naranja que tenía más azúcar que agua. La de mango que medio me gustaba. Pero la de limón: La de limón era perfecta, no nutría pero refrescaba hasta a los hielos que se resistían a fundirse con ella. Limonada natural, que maravilla y ¡qué fácil hacerla! Varias veces hice mi propia agua de limón, de vaso en vaso hasta llenar una jarra.
  • De a peso las sabritas o los gansitos de los que una vez compré 50.
  • Los cereales multicolor con 7, 8, 9, 10, 12, 293, 1454923 vitaminas y minerales.
  • El chocolate es quien se llevó mi infancia: la guardó en una cajita de “hershys”, la rodó como las bolitas de chocolate con menta: chocoretas, la arrugó con las pasitas con chocolate, la dejó tuerta como una paleta payaso y la bebió de una taza humeante de chocolate abuelita… qué buenos recuerdos aleatorios de algunos sabores, que me saben a infancia.

Comments

6 respuestas a “Saben a infancia”

  1. Y de chocolate también los churros rellenos por ahí se mencionan…

  2. Qué tal el carlos V?

  3. Jajaja todo adicto al agua de limon

  4. Hace rato mi papá me dio un buen regalo del día del niño… contarme la etapa más bonita… mi infancia. Los recuerdos, el explorar incesante, el no tener malicia, las primeras palabras, los cantos, los primeros bailes, las travesuras con mi hermanita, los peligros, la imaginación que volaba y su alegría de haber visto todo eso y más originarse, modificarse en mi y que el ayudo a que parte de mi o mejor dicho, parte de si mismo contribuyera a que ese pequeño ser fuera si misma, autónoma. Gracias también a ti por la buena entrada… Feliz día del niño!!!

  5. Entonces no es lo más padre del mundo la comida?

    :p

    Saludos

  6. Es una de las cosas más padres, pero desato que yo desencadenara mi relato… si quieres luego comparto mis recuerdos culinarios… eran excelentes, mi mami cocina riquisimo y cuando era peque ni se diga.

    Photokisses

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